martes, 15 de julio de 2014

Carta abierta a Alberto Contador

Esta es una carta para los niños. Esos niños que descubren el ciclismo ahora. Niños, que igual que yo en tiempos de Indurain, anhelan las tardes de Julio para poder descansar de la piscina o la playa, de las vacaciones o de tanto tiempo sin tener nada más que hacer que esperar que lleguen las tres (antes), ahora y por suerte doce y media, para ver frente el televisor su a ídolo en una etapa del Tour. El Tour, empezaba ayer. Y la verdad es que me sentía como un niño, ilusionado y esperanzado. Y el Tour, termino ayer. Pero no os desilusiones niños, vendrán más, y Alberto, seguro, estará para ganar.  

Lo que resta de Tour es un cuerpo sin vida. La emoción se reduce a las victorias de etapa. Se cayó Contador, y él era quién tenía que dinamitar la carrera con su vallentía de siempre. Sin embargo, con su abandono esta edición ha perdido la opción de la batalla para la general, si no es, que otra calamidad aparece. Los demás, igual que siempre se quejaba Ocaña, son unos segundones.  El mazazo más fuerte, es para él, sin duda. Después sus familiares y equipo. Pero como qué cada uno se queja de lo suyo, me permito gemir un poco diciendo, que se rompió su tibia como se rompió la ilusión de todos sus fans en los cuales me incluyo, y deseamos, al igual que intentó él, los 18 kilómetros en los que continuo, heroicamente, que no fuera tan grave. Pero lo fue. La realidad es así de dura y caprichosa, un instante, no más, es suficiente para acabar con el trabajo bien hecho de todo un año.

Debes reponerte Alberto. Sabiendo que eres el mejor. Comprendiendo que la desdicha se encuentra a menudo sin buscarla. Volviendo a comenzar una vez más, pero esta vez, con la seguridad de que con el trabajo hecho a conciencia, únicamente la desgracia, es capaz de pararte. Este Tour no lo has perdido, el infortunio no te lo ha permito ganar. Pero como bien sabes: Querer es poder.   

Esta carta es para los niños. Para que sepan que a veces, aún haciendo las cosas lo mejor posible no se consiguen los éxitos. Pero es el camino. Debemos vivir la vida aguantado sus golpes y comprendido que ganar, por mucho que Contador lo haga parecer fácil, es lo difícil, y que detrás de cada una de sus victorias, hay mucho trabajo.


Ánimos Alberto y ánimos a Jesús, que sufrió la misma suerte unos días antes.      

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